Todo da vueltas
Vibraciones que resuenan, oraciones que se repiten. Trance, éxtasis y frenesí. Y a pesar que se rechaza el alcohol, todos dan vueltas. Toman café y bailan con la esperanza de conectar con el pasado, el presente y el futuro.
Trascendencia
Durante el Siglo XV y XVI, Los sufistas utilizaban el café como un elemento ritual, social y sensorialmente transformador para facilitar el dhikr (recitación y recuerdo de Dios), ayudando a mantener la mente alerta y el cuerpo despierto durante largas sesiones de meditación, música y danza giratoria (sema). Era una vía hacia la conexión mística.
La religión, el comercio y las guerras se encargaron de propagar el café por el mundo islámico, lo que llevó a la apertura de las Kahvehane, las primeras cafeterías.
El café hace al mundo girar
Y a medida que el día se hace noche y la noche se hace día, el mundo da vueltas y el café da vueltas por el mundo. Se cultiva acá, pero se consume allá. Ahora también se cultiva allá pero se consume acá, allá y más allá.
Los soldados llevaron consigo su hábito cafetero a la guerra, conquistando culturalmente nuevas tierras, incluso en la derrota bélica.
El café como tecnología de la sociabilidad
Las cafeterías se establecieron en Europa en el siglo XVII. En las denominadas universidades del penique, se impulsaba el intercambio de noticias e ideas y se propiciaba el debate y los negocios.
La cafetería era el punto de encuentro y el café el denominador común, aquel pegamento social que aglutinaba hombres de todos los estratos e ideas de toda índole. Un vehículo para concretar revoluciones y un riesgo para las autoridades que buscaron prohibirlas sin éxito en más de una ocasión.
Volumen y velocidad
Así fue, más o menos, hasta la Belle Époque, cuando se adoptaron máquinas que hacían café más corto y más rápido en los bistrots. Y con el fin de siècle, aparecieron los bares de espresso.
Al otro lado del charco, los diners estadounidenses implementaron máquinas que hacían café más largo y más lento, y los kissaten japoneses replicaron esta tendencia, pero el dueño era la máquina que hacía el café largo y lento.
Los cafés notables y las cadenas de cafeterías seguirían la línea del espresso italiano, con el fin de hacer cafés cortos más rápidamente. Por último, con las cafeterías de especialidad retornaríamos a tomar cafés más largos, preparados de manera más lenta.
Volumen y velocidad (2)
Y así llegamos al concepto de Coffee Rave, un ritual secularizado.
Los Neo-abstemios, al igual que los sufistas, despliegan rituales que usan el cuerpo, el ritmo y la cafeína para elevar el ánimo. Si bien no cabe la categoría de espiritual, sin duda es una experiencia sensorial que favorece la colectividad a través del café.
Todo de vuelta
Vibraciones que resuenan, oraciones que se repiten. Trance, éxtasis y frenesí. Y a pesar quese rechaza el alcohol, todo da vueltas. Toman café y bailan con la esperanza de olvidar el pasado, el presente y el futuro.